Las veces que he publicado este tipo de escritos, he recibido algunas críticas de personas que normalmente me apoyan (y que sé que de alguna manera me estiman, incluso me quieren); diciéndome que “la ropa sucia se lava en casa”, o que “en un partido político debe haber disciplina”, entre otras cosas. Sin embargo, en esta ocasión, como en otras, ya traté de “lavar la ropa sucia en casa”; pero lastimosamente, parece que a algunos no les interesa que la ropa esté limpia y, en algunos casos, tampoco el futuro del país. Al menos claro, que lo publique y entonces por presión social se vuelve tema de discusión. Pues bueno, ahí va el tema de discusión:
El Gobierno Nacional debe entender que el rumbo que lleva el país, en muchas áreas, no es el correcto. Áreas vitales como la seguridad y la economía, la generación de oportunidades, el empleo, la situación fiscal, etc. no parecen tener solución. La percepción y desesperanza de la ciudadanía, impulsada además por los poderes fácticos que se aprovechan de ella, es aun peor; llegando a niveles insostenibles que más temprano que tarde pasarán la factura.
Y no es la factura política la que debe preocuparnos, ya que los péndulos políticos ocurren en todas partes del mundo; sino la factura social y humana que tendrá que pagar (y que ya está pagando) nuestro país.
¿Cuánto vale una vida humana? ¿Cuánto valen 23? ¿Qué tal 23 diarias? ¿Cómo sentirían si fueran sus hijos, sus padres o sus hermanos? ¿Quién compensará a los que perdieron a su pareja o a un gran amigo? Tal vez la pregunta ni siquiera debería ser quién, sino cómo. Y la respuesta es: no hay manera, simplemente una vida humana no se puede reemplazar, con nada.
Estamos claros que algunos en la oposición se alegran de estas cifras, que tratan de aprovechar de la manera más asquerosa el sufrimiento de los salvadoreños para sacar raja política de la situación. Estamos claros que hay poderes fácticos detrás de mucho de esto, con el interés de retomar el gobierno (como una forma de recuperar el casco de lo que ellos consideran “su finca”). Estamos claros que hay muchas personas poderosas lucrándose del crimen y estamos claros que la delincuencia que sufre nuestro país no puede achacársele únicamente al gobierno de turno; cuando sus semillas fueron sembradas hace mucho por la desigualdad, la injusticia, la destrucción del tejido social, unos acuerdos de paz incompletos e incumplidos, las políticas económicas excluyentes de los gobiernos de ARENA y las tristemente famosas “mano dura” y “súper mano dura”.
Pero también es cierto que el FMLN ganó el ejecutivo hace 7 años y que las cosas no han mejorado; más bien, continúan la misma tendencia de empeoramiento. Cada día, más salvadoreños lloran a sus familiares y los argumentos políticos no van a ser consuelo para nadie. La gran pregunta es: ¿vamos a seguir como el avestruz, metiendo la cabeza en un hoyo y pretender que no pasa nada o vamos a actuar y brindar soluciones reales a un pueblo que lo pide a gritos?
No faltará quién diga que no hay recursos suficientes. Pero ¿y los 3,000 millones de dólares al año de evasión y elusión fiscal? ¿y la corrupción? ¿No hay ahí suficiente dinero para resolver todos los problemas de nuestro país? Es hora de dejar de buscar dinero donde no hay: poniendo impuestos ridículos como el de la telefonía (que no solo no resuelve nada sino que golpea los bolsillos, ya golpeados, del 100% de salvadoreños) y empezar a buscar donde sí hay: en los grandes evasores y en la corrupción. De todos modos (para los que estén haciendo cálculos políticos), estos grandes evasores no quieren al FMLN en el poder y a los corruptos no los deberíamos de querer en el Gobierno; así que nadie se estaría perdiendo nada que valga la pena.
La gente no quiere escuchar que ARENA tiene la culpa (aunque tengan mucha de ella), o que bloquean los préstamos para seguridad. La gente quiere soluciones. No necesitan los votos de ARENA en la Asamblea para ir tras esos 3,000 millones de dólares de evasión y elusión fiscal anuales, tampoco necesitan los votos de ARENA para combatir la corrupción y para remover a los funcionarios que no quieran trabajar para el pueblo salvadoreño, que es quien al final paga sus salarios.
Presidente, se lo he dicho en privado y ahora en público: es hora de actuar, de dar un golpe de timón (y de los duros). No se detenga a discutir con las personas que salivan de ambición cada vez que sube el "muertómetro”. Actúe sin titubeos y ponga al gabinete a actuar. El que no actúe, muéstrele la puerta y que se vaya directo a donde le toca irse. Es hora de actuar, antes de que sea demasiado tarde.
Hágalo Presidente, y tendrá a todo el pueblo apoyándolo. Empezando por este servidor.
- Nayib Bukele
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